Él le dijo con lágrimas en los ojos, antes de morir, con la confianza y la tranquilidad al saber que su pacto sería cumplido: "Cuando las pequeñas crezcan y entendiendan lo que pasa y pregunten los porqués, diles que me perdonen por haberme enfermado, que yo no quería dejarlas solas y mucho menos que por mi causan sufrieran asi". Ella tomo su mano y sonrío asintiendo que así lo haría.
Han pasado los años, las pequeñas han preguntado los porqués, han llorado, han extrañado y ella yace sentada viendo la vida pasar y en alguna ocasión cualquiera, como quien dice "Hace calor", le cuenta a una de ellas, "Ah, tu padre me dijo alguna vez..."
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